Archive for enero 2013

Lagrimas.


.

Deja que las lagrimas salgan
no las tienes que justificar,

está bien llorar sin saber
la pena, sin pesar.

Puede que los días sean así donde la
tristeza que se acumula

se hace agua en tu pecho
y te inunde hasta que no pueda más.

Llora, bien sabes que yo
estoy acá, y que tu

alma aun en la distancia
puedo besar.

Tengo una caricia que escapa de mis
manos que te buscan

y que te van encontrar,
porque no estas

sola y no lo estarás ya
nunca más.

Ahora mira la luna que
siempre nos unirá,

sabemos que es nuestro lugar, donde
los abrazos adeudados

solemos acumular,
toma uno, dos

o todos los que hoy puedas necesitar,

y sienteme mientas
seco esa lagrima

que se escapa por tu
rostro, en mi lejanía

aunque no te pueda tocar,
mis palabras

hoy son como mi pecho para que
puedas descansar.



Ruben Mangiagli.





Mucho mejor.


.

Quiero decirte que eres un amor único
que me quita la razón,
y que no tenia la menor idea que serias
dueña mi corazón

Que mi cuerpo recién aprendió el placer
al reconocerte en
las noches que nos debemos y en alguna
otra ocasión.

Donde mi mente guarda los recuerdos
ahora esos lugares
están ocultos por tus besos , tus manos
y tu cuerpo.

O que tu luna brilla ahora en mi cielo
y lo opaco
de los sentimientos se renombra junto
al sonido de tu voz..

Que ninguna mujer dejó marcas en mi
espalda, que te
amo como jamas mis palabras escritas
pudieron contar.

Puede que sea verdad o quizá te lo acabo
de inventar,

pero por seguro eres mi mejor amor, ese
que me borró de mi
olvido, donde mi extraña locura alcanza
su mejor versión.


Ruben Mangiagli.





Lúdico.


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Hagamos un juego de palabras
que vos y yo podamos descifrar,

sentados en un bar o en la intimidad.

Que sea el preludio a lo lúdico
corporal donde las manos aprendan

a hablar sin expresar.

Un trabalenguas divertido, donde
los labios sean el pórtico

de la entrada por donde empezar y

las lenguas se traben en besos que
no se puedan separar.

Y entre actos que no podamos
contar nos encontremos

en la mitad de un amor pasajero
que dura una eternidad y

subamos las escaleras del te quiero
hasta el cielo tocar.

Éxtasis de dos que son uno, uno
que es para los dos,

y que no sepamos quien es quien
en el extraño juego de

nuestro amor y

volvamos a empezar entre jadeos
que buscan la verdad

de un amor que es todo sexo y de
un sexo que sabe amar.


Ruben Mangiagli.





Exilio.


.

Soy un tango en el exilio 
que camina las calles sin saber a donde va

mezcla del gol de Maradona
a los ingleses con la mano, porque con las
trampas sé ganar,

con poeta de nadie que escribe
sobre la vida de los demás para ocultar que

a veces se siente tan sin lugar
que se quedó en la mitad del río mirando el mar,

que no tiene idea para que se fue,
ignorando que extrañar es no olvidar rincones
que solía amar.

Sin poder adivinar que volver
siempre lo iba a desear, que el café del bar no

sería igual, que aunque
me quieran un poco allí y otro poco por acá

mi corazón se volvería a
enamorar de una mujer de ojos verde con un

toque de tierra en su mirar,
que me puede, me atrapa y me sabe esperar,

que el viaje se iba a terminar
exactamente en el mismo punto del que al final
jamas debí escapar,

y sé que ese día pronto va a llegar,
volver a casa y descansar, porque aprendí que

un viajero nunca debe huir para poder olvidar.



Ruben Mangiagli.





Borde.


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Y al olvido todo lo que he aprendido porque prefiero asomarme a la cornisa de tu cuerpo a cualquier otro camino.

Ruben Mangiagli





Imposible


.

Imposible ver algo cuando la noche
es tan tangible que los dedos
se te pierden si te adentras
tocando sus bordes que se afilan

con el frío viento.

La desolación tiene voz que solo se
hace espacio entre las
costillas que de tan coraza se
parten como si fueran nada.

No es difícil explicar la soledad de
saber que ya no estas,
nos juramos compartir todo
y no pensamos que al partir

el amor uno se iba a quedar.

No se quien se fue, o quien se ha
quedado a esperar, en
verdad no importa porque
la distancia puede más.

Creamos pájaros que solíamos ver
en nuestro cielo volar,
sin saber que eran buitres que nos
iban a devorar,

que se mezclarían entre los cuervos
de la piedad que nos
quitarían los ojos para que solo
quede la visión

de un amor partido a la mitad.

Y nos perdimos entre criaturas que
no saben sentir siendo
parte de todos sin importar,
nos conocimos tanto

que terminamos sabiendo en forma
exacta la palabra que
seria el final para
no volver jamas, para que cada uno

aprenda su soledad.


Ruben Mangiagli.






Ella.


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Ella tomó el destino en sus manos, con tanta determinación que el mío desapareció en sus ojos de verde tierra y me quedé quieto, mis costillas se apretaron cuando respiraba sus palabras y mis manos que todo lo habían escrito olvidaron los abecedarios de otros cuerpos y la A fue la Z, Alfa fue Omega, y por fin mis lineas terminaron, y tuve la certeza de haber llegado a casa. 


Ruben Mangiagli





Mitad.


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Me muevo exactamente en la
mitad de mis lados,
justo en el limite de lo negro y blanco,

en lo tenue del placer y el dolor,
juego a ser un dios
que no respeta ninguna religión.

Una frontera que solo conozco yo,
que dibuja mi interior entre
mis costillas y mi corazón.

Claroscuro que domina mi razón,
donde la memoria se
destiñe en recuerdos que no son.

Anagrama de la palabra amor,
que de tanto escribirla
su significado extravió.

No necesito justificación
para sentir y crear desde
la médula de la alegría y la herida

que jamás se curó, que
dejó surcos indivisibles en mi
espalda de tiza y carbón.

Tantas bocas he besado y en
ninguna estabas vos y
la burla de la espera se disfrazaba

en otros cuerpos que calmaban
mis ansias desconocidas
en labios que no tenían sabor.

Y en el mitad de mi oscuridad un
día apareciste, tan blanca de
luna con mirada de sol,

y mis letras se escaparon en las
palabras que te esperaban
apiladas en un rincón,

y todo lo que era ya no soy y me
voy reinventando
para intentar ser mejor.


Ruben Mangiagli.






Descenso.


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Y bajé por su vientre y al pasar por la luna de su ombligo me perdí en una constelación de lunares, y empecé a darme cuenta que perderme era lo mio.


Ruben Mangiagli



Vencido.


.

Sin batallas, sin palabras, sin un gesto
que pueda justificar,
vencido.

No se puede ocultar lo que todos pueden
mirar y
ni siquiera los reflejos partidos
de un espejo
pueden desformar la imagen de esta única
verdad.

que se amontona sin ocupar lugar.

Extraño péndulo de un reloj que no puedo
explicar,
que se queda de tu lado para no regresar
y las horas llevan
tus partes en un composé
que no puedo armar.

Naufrago en un desierto y no se nadar, es
todo lo que es pero no será, como
si el mundo que estudie no
hubiera existido jamas

y tenga que aprender a renombrar, sin
conocer la palabra que pueda
explicar que perder es ahora ganar,

que la noche dura más y que la luna se
escapó y no volverá.

Ahora el café que tanto me gusta no se
puede calentar de tan amargo
que ni el azúcar puede cambiar,

No puedo volver, no puedo escapar, ni
siquiera se donde mis pasos van,

la fragilidad consume mis manos que al
final ya nada podrán contar,

es como vivir en un túnel que no supe
cavar sin principio ni final,

que desaparece en unas copas bebidas de
más, y se hace tremendamente
profundo al despertar.


Ruben Mangiagli.






Que me quieras.


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No quiero ser dueño de tu amor,
ni de tu cuerpo ni de tu pasión.
Tampoco memorizar tu tacto ni
tu olor, no es tan solo una simple
negación o un acto de desesperación para
protegerme del dolor.

Quizá creas que mi día es mejor
si me dices que me amas cuando
mis manos recorren tu espalda y
el deseo se me hace carne de tu carne y mi
razón se extravía en la locura de
este incondicional amor,

pero no.

Puede que tus palabras sean mi
debilidad en una charla de café
durante una mañana de sol y que mirarte
para adivinar tus labios provoque
en mi esa especie de admiración
que mueve mi interior,

sabes que me encanta verte
cuando vas y que mis partes crecen en los
pasos que acompañan tu compás,
de aquí para allá y creas que es
el motivo que escondo para así
ignorar mi vulnerabilidad,

pero no.

He vivido bastante ya, estado en todas
partes y en ninguna jamas y
a lo largo del camino otros
cuerpos he sabido acariciar
hasta que lo sentidos de mi
hombría se pudieran calmar.

He sido dueño de todo lo que
puedas pensar, así que lo único
que espero de ti es que me
digas “tequiero”, sin separar
y que me quieras como nadie lo
hizo en esta vida y en el profundo más allá.


Ruben Mangiagli







Espiral.


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Quisiera saber en que punto me encuentro
si la espiral de memoria es tan
infinita que no te puedo olvidar,

si mi cuerpo dejará de menguar frente a tus
partes como si el simulacro de
duelo no vaya a terminar más.

Ignoro en que punto estas vos, y no quiero
saberlo en verdad, aun tengo
tantas imagines que archivar

que no tolero la idea de que puedas crear
otras y no estar, ser parte de
un juicio sin defensa y donde

el fiscal del olvido me condenó y no puedo
apelar, que las palabras hayan
podido más que la realidad,

pero es inútil protestar, no se cambia lo que
ha pasado y el presente
se me escapa sin pensar

en los recuerdos de un cuento del nunca y
donde el jamas me suena
tan mal , que prefiero

dormirme aunque el temor de despertar en
la cama vacía sea el final
de un mal sueño

donde de tanto soñarte ya ni los besos soy
capaz de recordar y tu rostro es
es tan gris que lo

oscuro parece brillar más en una noche en
que mis manos te tocan en
el aire sabiendo no volverás.


Ruben Mangiagli.







Dos. ( hola )


.

Toda mi sabiduría se pierde cuando te veo,
las palabras se escapan en fila y se esconden
muy adentro.

Se diluye el tiempo en los adverbios y todo
que pienso se esconde en la niebla brillante
de mis sentimientos.

Mis manos no responden, no me sale nada
en concreto y mis piernas se quedan firmes
con el resto de mi cuerpo.

Mi mirada que todo dice es la de un ciego
y se oculta tras mis gafas como huye el sol
en los inviernos.

No me queda tinta en el tintero, todo se va,
el hambre, los sentidos, el tiempo y hasta
los caminos extravío.

Así que nada puedo hacer si te encuentro
se van las oportunidades de decirte cuanto
te quiero,

se vuelan con el viento de un día calmo y
llueve en mi, y me empapo de tu imagen
con mi deseo.

Solo me queda esperar un milagro y que lo
demás lo adivines cuando te digo hola, y el
resto lo haga el silencio.


Ruben Mangiagli

© 2013



Uno.


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Se estiran mis dedos hasta lo indecible
y mis manos menguan en el deseo

que se disfraza de necesidad en cada
parte de mi cuerpo,

no puedo separar el amor por partes y
pedirte lo mismo,

no se querer si no poseo, si mis brazos
no envuelven tu espalda y

si mis costillas no se dilatan al compás
de los latidos de mi alma.

Frenesí corporal que te llama para que
te quedes en mi cama,

y los cuerpos cambien entre las sabanas
entre lenguas que no hablan.

Quiero entrarte, sin antecedentes de
mi conducta, ser arte y

ser parte, todos y nadie, media figura
de carne que tenga

algo de poeta que te miente en cada
palabra para que te abras.

Realidad y magia, profeta de tus ojos
verde tierra,

orfebre de tu vientre y absoluto dueño
de tu mente,

ser tu hombre, tu amante, un loco que
renace en cada una de

tus curvas mientras mi recta crece y se
derrama por etapas

mientras las miradas perversas desnudas
dicen que se aman.




Ruben Mangiagli

© 2013





No sobra el amor.


.


No hay tanto , no abunda ni satura
es una fantasía que hace mejor la vida.

No sobra el amor.

No se desparrama en las veredas ni
tampoco hay tantos que se besan en los

bancos de la plazas.

Tampoco se disfraza en los rostros
de los que caminan por una calle vacía,

oscura y desolada.

Es lo concreto en el vació completo
de la nostalgia, algo así como una piedra

filosofal que buscamos

sin saberla encontrar, perdidos vemos
las miradas sin que nos podamos de a

poco reflejar.

No hay amor en un adiós, solo sentir
en cada paso lo que se tenia y se perdió.

No sobra el amor,

y sin embargo jugamos sin pensar
que un día sin querer el ultimo beso va

a llegar, ese beso

que nos cuesta recordar, porque la
certeza de que volveremos a amar se

fue en unos labios

que se separaron en el más temido
acto, ese que nos somete a la soledad.



Ruben Mangiagli.

© 2013






Almendros.


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No sé si los almendros podrán hablar
de memorias formadas por el amor,

de los momentos en que caminábamos
sintiéndonos tomados de las manos,

en la miradas que se buscaban como
las olas a la playas para descansar.

Si las palabras que formaron recuerdos
aun habitan un rincón del universo

o volaron imperceptibles con el viento que
se hizo parte de los días de invierno.

Es inapelable el tiempo, no sabe de
los espacios que quiero perpetuar

cuando me cubro de silencios que se
amontonan sin saberlo,

Las estaciones que ya no te tengo se
van acumulando en las mismas

hojarascas de los otoños repetidos y
son testigos mudos de añoranzas

del gusto de tus besos y la sequedad
de mis labios casi muertos.

No se si los almendros podrán hablar,
si las palabras formaron recuerdos,

solo sé que el vocablo extrañar tiene
tantos sinónimos como mis versos.



Ruben Mangiagli.

© 2013




Laberinto.


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He muerto en el filo de tus labios
siguiendo los pasos de tus pies descalzos,

en horizontes que parecían cercanos
me he perdido en infinidad de puertas y

ventanas que no llevaban a ningún
lado como un laberinto sin giros ni angulos.

Ni siquiera puedo reclamar
porque nada me haz dado, quedé parado

a la vera de las estrellas
donde encontré la que un día te había sin

saberlo regalado, en un
cielo oscuro que no refleja nada de nada

ni las miradas de los
gatos en un tejado desolado y abandonado

donde mis ojos se pierden
en los sueños que jamas realizamos y no

es que te extraño,
ni que te siento y ni que mis manos

añoran tu tacto,
es solo el vació de recordar y recordar lo

que nunca ha sucedido, ni jamas ha pasado.


Ruben Mangiagli

© 2013




Acromático.


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No quiero colores en mi vida
los arcos iris son inventados
alucinaciones
visuales que
nos hacen mas humanos,

ni verdes de campos sembrados,

ni cielos azules que se pierdan

en días nublados o se disfracen
de diáfanos con la mentira de
un sol
que aun así quema con
sus rayos mis manos.

Ni siquiera adivinar tus ojos en

un espejo roto en mil pedazos.

Quiero que todo sea blanco, en
las sabanas que cubran tu
cuerpo
después de haber sido gozado y
amado en privado.

Que también sea negro, como
los oscuros deseos que casi no
podemos
ocultarnos cuando los
cuerpos amalgaman

cada perversión imaginamos,

sin vergüenzas, sin engaños

Blanco y negro, lento, rápido.
sin espacios,
pegados,
de extremo a extremo para al
fin encontrarnos.


Ruben Mangiagli.

© 2013





Pacto.


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Supongamos que hacemos un trato,
que te entrego algo a cambio,
sin protocolos ni nada firmado,
de hombre a hombre que hemos pecado.

Que tienes algo que yo quiero,
y puedes cumplir mis deseos,
que la traes frente a mi por un
momento para poder comerla con mis besos.

Puedo tentarte también,
tantas veces como tú me haz tentando,
ofrecerte todos mis recuerdos
aun los que están archivados u olvidados.

Sé que quieres algo más que
eso, que eres muy duro negociando
que haz reinado sobre la tierra y
que más de una vez sentiste habías ganado.

Pero si me conoces, sabes que
yo también no hago trueques en
vano, bien sabes que mi alma ya la
he entregado en cada instante que espero

para acariciar sus manos,
sentir su tacto sobre mi piel gastada de años,
y que cuando me enamoro
soy un hombre que se entrega en sus actos.

Yo sé más por viejo y tú más
por diablo, así que por esta vez
no pidas demasiado, ni nada
que sea imposible, doloroso o extraordinario

que por mi vida ya
han pasado todos los pecados
que haz imaginado, así que ponla en
mis brazos, y tal vez consigas un buen trato.




Ruben Mangiagli.

© 2013




Seis verbos.


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Creer en cada cosa que hago
como si fuera la ultima oportunidad
sabiendo que no puedo
volver el tiempo atrás

Crear cada vez pueda, para
que mis palabras me sobrevivan así
como si fueran el calidoscopio
de mis ideas.

Querer algo porque es
mío por el valor que le doy y no por
lo que valen en realidad, y
saber archivar.

Sentir hasta que
no pueda más, dejar mi vida en un
suspiro sin pensar, dar
todo sin esperar.

Aprender a conjugar
el verbo amar, sin tiempos y en el
respeto de no olvidar
lo que me supieron regalar.

Desear, cada parte de tu
cuerpo, que mis manos jamas se
olviden de acariciar
y mi piel de recordar,

Seis verbos que he
tardado una vida en apreciar y el
milagro estés conmigo
para poderlos practicar,

en cada día que me resta,
en cada jornada para sumar y en
las noches donde los sentidos
consumen mi despertar.


Ruben Mangiagli.

© 2013





Cuerpos.


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Cada vez que recorremos un cuerpo
perdemos parte del nuestro
nos mezclamos en besos y
las caricias dejan huellas que jamas
se pierden aunque otros
pasen luego, las que vamos dejando
son eternas, aunque miles
de manos quieran evitarlo.

Esencias que se confunden en las
memorias y forman
recuerdos de momentos íntimos y
la piel en todo su
recorrido no olvida los labios que
en ella un día se
perdieron y los movimientos que
se repiten hasta el

infinito son únicos, porque aunque
parezca increíble
solo pertenecen a un solo instante
de dos que se hacen
uno, que se funden como el día al
llegar la noche y el
sol se hace luna y la oscuridad es el
gobierno del deseo.

Así que cielo mío hagamos historia,
en cada encuentro,
que tu sexo sea el mio y la viceversa
del amor extraviada
no comprenda lo que hacemos ya que
la naturaleza es para
someterla como si fuéramos simples
animales en celo.


Ruben Mangiagli.

© 2013





Turismo.


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Te invito a París, si, quiero ir con vos,
es verdad que la conozco,
la he recorrido,
pero jamas contigo, y debe haber una
calle que podamos bautizar
con nuestros besos,
dejar marcada la silueta de los cuerpos
que de tan calientes
derrita la pared de un café viejo.

Que las manos sufran de vértigo y las
piernas se entrelacen en la
oscuridad
y la caída en espiral sea tan fuerte que
renombremos el deseo.

En la habitación del hotel uno a uno
los pecados sean nuestros
y que el turismo sea viajar por los
sentidos y que uno a uno
los memoricemos.

Y cuando volvamos a casa , cansados,
sonriendo, y nos pregunten
¿ Que tal esta París?
Respondamos cómplices, bonita como
siempre, pero un poco fría en invierno.


Ruben Mangiagli.

© 2013




Preguntas.


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¿Cómo puedo medir la forma que te quiero?

Decir que es infinita si nunca llegué ahí,
saber es mucha si
ignoro las medidas del amor.

¿Acaso puedo discernir que cuando estás es
menos que si te extraño en mi despertar ?

Puedo saber si, mi necesidad, de las veces
que te pienso al escribir, de las que te
busco en el caminar, en cada paso que
doy por un ciudad que sé muy bien
que no habitas.

También existe la posibilidad de comprobar
cuando me alejo sin poderme justificar y
vuelvo cubierto de tu ausencia e
inundado de una sensación de infinita
soledad que me

acerca a ti, como esta extraña enfermedad
de quererte sin saber si es la correcta,
que no me voy equivocar si reconozco
que la única mujer que me puede curar
eres tú y ninguna más.

Y al final que importa si te quiero más que
a mi vida si eso no lo puedo cambiar,

así que prefiero ya no pensar, me someto a
sentir todo esto sin meditar, te quiero,

eres mi punto final, la más absoluta verdad.


Ruben Mangiagli

© 2013



Obra¨: Dibujos Fragmentos de Andrea Torchetti , gracias por
tu arte y amistad.
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