Uno.


.

Se estiran mis dedos hasta lo indecible
y mis manos menguan en el deseo

que se disfraza de necesidad en cada
parte de mi cuerpo,

no puedo separar el amor por partes y
pedirte lo mismo,

no se querer si no poseo, si mis brazos
no envuelven tu espalda y

si mis costillas no se dilatan al compás
de los latidos de mi alma.

Frenesí corporal que te llama para que
te quedes en mi cama,

y los cuerpos cambien entre las sabanas
entre lenguas que no hablan.

Quiero entrarte, sin antecedentes de
mi conducta, ser arte y

ser parte, todos y nadie, media figura
de carne que tenga

algo de poeta que te miente en cada
palabra para que te abras.

Realidad y magia, profeta de tus ojos
verde tierra,

orfebre de tu vientre y absoluto dueño
de tu mente,

ser tu hombre, tu amante, un loco que
renace en cada una de

tus curvas mientras mi recta crece y se
derrama por etapas

mientras las miradas perversas desnudas
dicen que se aman.




Ruben Mangiagli

© 2013





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