Archive for agosto 2015

89.


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Si crees que todo el mundo está bien de la azotea es que no conoces a la gente que te rodea. La clave, y esto es muy relevante, es encontrar a algunos cuya locura encaje con la nuestra, esos serán los mejores amigos, otros aunque parezca raro un buen enemigo donde reflejarnos, y solo una, y ahi está el misterio y lo jodido, será ese amor que durará toda tu vida, que no se olvida y que siempre estará por sobre todos los amores que hemos sentimos.


RM



Puede que el tiempo.


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Puede que la sonrisa se parezca al tiempo, a veces efímera, otras amargas, algunas quedan grabadas como una fotografía y de vez en cuando se quedan en un instante eterno que no olvidamos jamas.

RM

Flores.


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En esta distancia casi perpetua,
que apila esperas,
hoy llegaron a tu manos
unas flores,
un ramo de violetas,
que provocaron tu sonrisa
y de tus labios asomó
mi nombre,
y por un instante estuve cerca
mimetizado en aromas,
recuerdos y colores.
Un regalo del tiempo a mis días,
y una barrera completa
de aire, océano y tierra
no pudo con ellas,
como nunca podrá con este
amor,
que a pesar de inviernos
y de otoños,
perdura en la inversa
de las viceversas
y te prometo que llegará pronto
esa primavera y el verano
que en un mismo
calendario
harán que nuestras
miradas, por fin
se sientan.

Ruben Mangiagli
©2015

Entre latidos.


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Corazón mio, que a pesar
de que sístoles y diástoles marcan
tu ritmo,
no olvidas entre latidos
ese amor que fue
perdido,

que a veces quedas invadido
de coros de silencios que se oyen
en el empeño
que sigamos vivos
.
Entre lineas que voy sintiendo,
día a día como si fueras peregrino
de sueños,
esos se quedaron en la
mitad
de los ciertos y los sin
destino.

Aun poniendo a tinta abierta
este amor siento que los limites que
he concebido
pasan por mucho mi
razón y que pesar de todo
seguimos
sin saber si superaremos fugazmente
el sentir esta muerte por amor
que se hace letras
sin sentidos,

y sepamos que no podemos
escapar a este amar para siempre que
las manos escriben
casi
por costumbre

esperando que al menos una
vez una mirada de ella nos traspase
de lado a lado y que
los movimientos
entre tus latidos
vuelvan a ser como siglos

entre cada beso
que no fue historia y se quedó entre
el deseo y el
olvido.

Ruben Mangiagli
©2015


Quietud.


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Dejé las manos quietas
antes de escribir, como si las
palabras

podrían escapar de mis
dedos, al menos por una vez,
solo una,

sin tener que pensar y
poder descansar este abecedario
sin fin

que forma frases que
que no tienen final, como si
alguna se

olvidó de recordar que
ya no las leerás porque nada
vuelve a su

lugar, aunque esperen
en una hoja de papel en blanco
con una

mancha de café frío
de una taza vacía completa de
soledad.

Ruben Mangiagli
©2015


Estrellas.


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Necesito una lluvia de estrellas, para pedir mil veces el mismo deseo, el de ver tus ojos de cerca y encontrar en ellos una mirada que refleje que todavía me esperas.

RM


Antes del final.


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Mañana llena de espacios,
incongruencias y simulacros,
la falsificación de un te quiero
dicho con desgano,
miradas que no ven nada,
un diario que no habla de nosotros
en la tapa,
pero sirve para salvar distancias y
este café que no sabe
a nada,
sin besos, carente de manos
que buscaban los cuerpos,
somos como presos en un
proyecto que ya no tiene dueños,
ni ideas, donde los sueños
se convirtieron en otros sueños
que no confesamos
por miedo,
hijos,
familia,
trabajos,
media hipoteca
que se debe a un banco
y ahí nos quedamos, por
costumbre,
por cumplir lo que nunca pactamos,
soledad de dos en cada uno,
un hasta luego que
esperamos sin
querer queriendo se convierta en
un hasta siempre
y que no haya engaños,
por respecto, aun con daños que no
perdonamos,
y dejar esta cobardía que decimos a
otros que a pesar
de todo nos amamos
para escapar de este ritual de
pesadilla del cual nunca despertamos.

Ruben Mangiagli
©2015


88.


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He viajado a las 7 lunas de tu cuerpo y jamas pude encontrar el camino de regreso a casa.

RM

La fractura del tiempo.


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Forma figuras el espacio del
pensamiento,
cubos que encierran
lo que aun queremos,

ángulos muertos donde los
viejos amores
encuentran la paz
por lo que no fueron

en un lugar contaminado de
recuerdos,
donde adquieren una
inusitada necesidad

de ocupar una parte
de nuestro cuerpo,

en los ojos que
se hacen miradas extraviadas,
en las manos sin tacto de
tanto escribir
versos ya obsoletos,

y el tiempo

queda fracturado, completo
de vacíos que llenamos
con otros huecos,

mientras pensamos en una
persona
y en unos ojos que
ya no encontramos

y los colores de verde tierra
se vuelven acromáticos
en grises
matizados
de una inútil espera

que se fugó una noche de
verano invierno
sin que nos
diéramos cuenta.


Ruben Mangiagli
©2105





La actriz.


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Ella actuaba, lo daba
todo sobre las tablas, en el teatro
se sentía viva,
que le importaba a
muchos aunque era una desafortunada.
Pero cuando todo
terminaba y volvía a casa, estaba él, ese
hombre que la engañaba,
una y otra vez,
como si ella no existiera, la hacia sentir
era menos que nada,
ese que olía a perfume
de extrañas y a pesar de ello se acostaba
con ella en la cama.
Aunque todavía lo amaba
le daba repugnancia, ya ni siquiera eran
celos de despechada,
vomitaba escondida como
si pudiera con eso exorcizar su propio
drama.
Pero ese día diría a su manera basta.
A la noche sobre el
escenario, en el acto más esperado, ese
donde el amor
a pesar de todo y de todos
triunfaba aunque sea en la ficción de esa
historia inventada,
besó a su compañero de obra
como jamas lo había besado, lo arrinconó
entre las paredes
del escenario,
recorrió su boca, su lengua,
sintió la respiración
agitada del
hombre que sin que ella lo sepa tanto la
había deseado.
El le levantó la falda y con
las manos acaricio su sexo húmedo con
total descaro,
entre gemidos ambos tuvieron
un terrible orgasmo,
el publico de pie aplaudió entre
sorprendidos y excitados.
Esa noche tuvo su mejor crítica, la
nombraron en todos
los diarios
había dejado de ser actriz secundaría y
a partir de ese día
ya no era una mujer de reparto,
al llegar a su casa con
una sonrisa hizo una maleta y corrió
a los brazos
de ese actor, el hombre
que la esperaba en un taxi, un amor
nuevo
para escapar a oscuras a ningún lado.

Ruben Mangiagli.


Un instante.


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He tenido la felicidad tantas veces cerca, a unos pasos o un vuelo de un avión, a la tenue distancia de un beso y pegada al sudor de mi piel, que no sé si fui afortunado o qué: Saber que existe más allá de la utopía de una poesía. en la mirada de una mujer, o en esta noche donde tu recuerdo me pega tan fuerte que hasta dejó de doler para ser solo un instante donde daría el resto de mi vida para volverte a ver.


Ruben Mangiagli