Archive for agosto 2012

Viaje.


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Lo enciendo y comienzo

 un viaje de locura donde soy el único cuerdo,

miro al cielo y aun esta Lucy

volando entre diamantes que no tienen dueños.

Los arcos iris son grises y negros

como teclas de pianos jamas tocadas por ningún

dedo, aspiro de nuevo y

acelero, me nublo , me despejo y toco cometas

que se parecen a tus cabellos,

otra bocanada y me enredo , me sumerjo en tus

ojos y me ahogo en tu recuerdo

mientras desfilan uno a uno los antiguos amores

que llevan mascaras con velos

que simulan una risa triste de cuando les dije un

adiós o me lo dijeron,

la ultima calada y regreso

a este mundo de cuerdos donde dicen que soy un

loco porque aun te espero.




Ruben Mangiagli,

© 2012


Las medidas de un amor.


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Quiero un amor que sea
la mitad de todo lo malo que tengo.

Que me eleve al cielo si
entre susurros me besa durmiendo,

y en el sexo me haga caer
en el deseo de habitar el infierno.

Donde los aniversarios no
cuenten para creer que es verdadero.

Saber que las medidas de
su cuerpo son exactamente las que

en mis manos caben y
se expanden en cada uno mis dedos.

Que ella sea lo mejor de
mi, desde el principio sin comienzo.

Y donde no haya que
medir nada para decir un te quiero.




Ruben Mangiagli.

© 2012


Sombra.


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Soy lo que no soy , una sombra
recalcada de recuerdos, extraño que habita mi piel, que
no sabe quien es.

Perdido en lo que fui, y sin pensar
en que ser, me siento como un Cristo viejo que no tuvo
crucifixión, que se

adueño de todos los pecados y no obtuvo
perdón, figura que se parece al hombre donde estoy, un
espejo donde me reflejo, mitad vidrio, mitad destellos.

La parte de detrás de un dibujo
geométrico donde me dominan los ángulos muertos de
extrañar cada una de las curvas de tu cuerpo,

Me pierdo y no me encuentro, al final soy como un día
veintinueve de febrero en un calendario erróneo
que jamas fue impreso.


Ruben Mangiagli.

© 2012



Celebración.


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Avanzo, avanzamos
como la luna en su plenilunio de mi

cálido agosto
como sol de un mañana de tu frio
 invierno lluvioso.

Como corren
las agujas de un reloj, y eres segundo
dentro de mi
minuto y yo la hora que se junta
en tu calendario.

Vuelo en caída
libre que se hace viento y arrastra
las hojas de
nuestro otoño prometido que se
adelanta en Febrero.

Te paras, nos paramos
y sin pensarlo te como la boca y
te muerdo los labios
celebrando que caducó la búsqueda
al encontrarnos.


Ruben Mangiagli.

© 2012




Paréntesis.


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Déjame que te quiera
y tu cuerpo descanse en mis huesos cansados
aunque tengamos un pasado diferente
aunque ya lo hayamos intentado,
siempre volverá a llover
jamas pudimos evitarlo,

No es malo rendirse
perder y sentir que hemos ganado, aunque
tengamos que remediarlo sin oficio
ignorando la tentación del
olvido de terminar
en otros brazos.

Si al menos pudiéramos
hacer descansar los egos e intentar por lo
menos reconocernos en tanto daño
que nos hemos hecho en las
palabras que hoy ya no
tienen dueños.

No es quiera sacar cenizas
del fuego, ni revivir momentos que fueron
tan nuestros, es que siento que la vida
se nos va y ya no sirven los orgullos
que nos separaron
y nos unieron.



Ruben Mangiagli.
© 2012






Tiempo.


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Me pesan lo años que pasan
sin avanzar,

tiempo que se escapa quedando
en el mismo lugar.

Mi cuerpo me pide piedad
cansado de abrazar lo que no
quiere tocar,

y se revela rodeando el aire
como si
haciéndolo sentiría que deja
de extrañar.

A veces mi risa me raja a la
mitad en el filo de la
desganada felicidad.

Mis huesos ya no cuentan
en edad,
la miden en el tiempo de la
soledad.

Me ahueco para no encoger
y me estiro simulando
crecer.

Y mis manos escriben vez
tras vez, en forma ya muy
lenta que todo lo que fue
no va volver.

Cuando mis pasos te alejaron
de mi, el tiempo inexorable
comenzó a correr.




Ruben Mangiagli.

© 2012



Un lugar.


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Caminar sin darme cuenta,
en cualquier lugar o un lugar,

aunque el tiempo se haya adueñado
de cosas que no quería olvidar,
una calle de crisantemos,
un barrio donde cada casa
me parece igual.
aires que supe habitar y respirar
donde la luna podía brillar,
una terrasa con flores
y sillones para descansar,
es un mapa de donde me supiste
esperar,
el punto exacto donde te aseguro
nos volveremos a encontrar.




Ruben Mangiagli.
© 2012




Asomarme.


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Quisiera asomarme al cielo,
y ver si habitas una estrella,
si algunas forman tu nombre
y el lucero muere a tu vera.

Quisiera ver la tierra y saber
si tus ojos se mezclan con la
hierba, y crean ese color que
solo tu llevas.

También que mis manos y
mis dedos aprendan en la
ausencia dibujar horizontes
donde solo tu llegas.

O que el arco iris en toda su
fosforescencia se refleje en
tu piel y en tu cabellera de
errante cometa.

Tal vez todos mis quisiera
terminen la mañana que te
encuentre desnuda tendida
sobre mis sabanas.


Ruben Mangiagli.
© 2012










La alumna.


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Recorrerte sabiéndote,
que me alteres y provoques como una
colegiala, ser tu profesor de anatomía
de frente y espaldas.

Examinarte y evaluarte,
que los ejercicios sean siete y en tus
notas casi perfectas falles solo en una
y ponerte un sesenta y nueve.

Que la alumna supere
al maestro en el arte de los juegos y que
tu vientre se adueñe de las
perversiones del deseo.

Que tu cuerpo, cada vez me pueda
más y la imaginación me haga crear
diferentes manera de excitarte
y seas marea que viene y va

en el vaivén de tu cintura que
me sabe galopar y vaya de lo salvaje
a la más profunda paz,
juntando fuerzas para recomenzar,

y que termines inundada con
olas de mi blanco mar, y mi boca te
de las gracias por ser tan mujer en
un beso de plena felicidad.



Ruben Mangiagli.

© 2012


Mi adios.


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Quisiera saber si decir adiós es terminar,
si el final anuncia que algo
nuevo debe empezar,
si después de decirlo hay que desaparecer
desconocer lo que se dijo una vez,
que las palabras siempre se convierta
en tal vez.
Si decir adiós es una manera
de aprender a
perder, si la negación de lo que fui
reemplaza el dolor,
y hace los caminos vayan
en otra dirección,
No sé como es mi adiós,
si es el consuelo de
esperar,
o aceptar que si estas en otros brazos
no volverás,
beso otras bocas
para que me pueda ayudar a saber si
por decirte adiós ya no existirás,
y si vuelves
por casualidad
yo te deba negar y
evitar sentir que por fin vuelvo a respirar.




Ruben Mangiagli.

© 2012





Cielo, tierra.


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Te espero donde se juntan el cielo y la tierra,
en las palabras que fueron silencios,

esas que nunca pronuncié
cuando te buscaba sin encontrarte.

En el café servido que se enfría al pensarte,
en el sol que se esconde entre las
nubes de mis recuerdos
amaneciendo en la espera de crear nuevos.

Estas en mis rincones olvidados, esos que
he guardado cuando desconocí que
alguna vez he amado
intentando reescribir parte de mi pasado.

Quizá siempre estábamos, perdidos uno del
otro caminando una vida de bolsos
cargados, como si al ir
guardando viajar sería mucho menos pesado.

O tal vez todo se resuma a una mirada, una
visión inesperada donde los ojos
cansados mezclaron tus colores
de tierra verde con las letras de mis manos.


Ruben Mangiagli.
© 2012


Huecos.


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Existen partes que aun me duelen,
vos eras el nexo que unía mi carne y huesos,

es un dolor extraño que pasa de ser
efímero a eterno,
en que el tiempo no se mide por días
sino en momentos,
es la quemadura de una brasa fría
que congela mis manos
y mis palabras que eran vientos se quedan
paralizadas en el hielo
de tu frio silencio.

No me estoy quejando, entendelo,
solo te cuento escribiendote en el desgano
de mis dedos que no responden a
los sentimientos,
apéndices ajenos a mis brazos que
extrañan tu tacto,
donde la distancia desmemoriza un
amor que supo ser infinito
y me siento tan lleno de huecos que parece
que el vacio es la parte más
sólida de mi cuerpo.


Ruben Mangiagli.

© 2012


Perversión.


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Profanar los cuerpos por amor,
que los limites no encuentren su razón,

que los recorridos lleguen a cada rincón
y los sabores sean el pináculo de la sensación.

Sin pedir permisos para la invasión,
victoria y rendición , que la bandera blanca

sea de sabanas de algodón que
contengan las siluetas de los cuerpos de los dos.

Entonces todo el mundo girara
dentro de la habitación, formando un paraíso

donde el pecado se justifique
porque aunque invoques en cada movimiento

a Dios, nunca aparecerá para
darnos su bendición, ni credos, ni perdón.

Por delante, por detrás demostraremos
que en el amor no existe la gravedad, levitaremos

para caer aun más, pervertidos
de carne volveremos a empezar con el ritual

que nos hace animales
salvajes sin alma que persiguen la inmortalidad

y olvidaremos todas las manos que
nos tocaron dando las gracias por la amabilidad.




Ruben Mangiagli.

© 2012


Encuentro.


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Saberte tanto para desconocerte,
encontrarte sin buscarlo,
para tener la posibilidad de cambiar,
reiniciar cada palabra e
improvisar,
que las manos se vuelvan a tocar sin
esa ansiedad,
y que los ojos se cuenten las miradas
desde otro lugar,
ser vos y ser yo
sin que el nosotros nos vuelva a
paralizar,
dejar ya de el tiempo esperar, poder
decirte,
hola como estas? Sé tu historia
desde el principio al final,
pero me encantaría me la vuelvas
a contar.



Ruben Mangiagli
© 2012




Sin Buenos Aires,


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Respiro tu aire en mi memoria,
los recuerdos tienen tu color, el dolor de no caminarte,
de inventar los nombres de tus calles en otras ciudades,
imaginando que puedo pedir un cortado en un bar,
nadie entiende lo que pierde hasta
que un día te das cuenta que todos,
absolutamente todos hablan diferente,
que el obelisco no esta en ningún lugar,
te das cuenta que estas rodeado de la más temida soledad,
es la definición de emigrante
que no encontraré en un diccionario jamás.


Ruben Mangiagli
© 2012


Casi todo.


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Fuiste todo lo que querías ser,
un mañana con lluvia de verano, el

sentido de estar todos los días en vos,

sabana sucia de una noche de placer,
mi mejor viaje, un poema de amor,
el desayuno compartido de mi café,

la fuerza de la pasión que entre tus
piernas encontró la razón, la luna
donde giraba mi sol.

La mujer que eclipsó mi dolor y que
calmó la locura de la soberbia de
creerme un igual a Dios,

un abecedario donde las únicas letras
que reconocía eran las de tu nombre,
mi credo y mi religión.

Un orgullo de hombre que inundaba
mi piel cuando recorría tus rincones
y aprendía tu sabor.

Fuiste tantas cosas, que la palabra
todo es la única que puede contener
lo que te quiero contar hoy,

solo te faltó una cosa, la principal
te diría yo, no ser la que acepte una
tarde negra te diga adiós...




Ruben Mangiagli.
© 2012




Pasión.


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Encontré algo parecido a la pasión en el
relato de un libro que me atrapó,
en las manos que pintaron un cuadro y
se hicieron dueñas de la creación.

Me contaron que la muerte de Dios
también fue una pasión y no pude encontrar
ninguna razón para una muerte por más
promesas que haya de resurrección.

La adivine también en otros cuerpos
que me amaron, que se fundieron en mi
piel y que algunas sin explicármelo
me dijeron que eso se llamaba amor.

También la bastardee yo, robando el
placer de la consumación, diciendo algo
susurrando a un oído y después no sé
porque ya no me importó.

Me disfrace de su esencia en los escritos
que reflejaron momentos en que me
creía que era un escritor, y lo repetí mil
veces a firmando era mi vocación.

Y sin esperarlo un día experimenté ese
bendito momento de sentirla de tu tacto,
en tu mirada, caricias desde el alma
que se hacían abrazos, en la entrega sin

pedir excusas ni perdón, lleva tu nombre,
tu olor, y el éxtasis justificó a la muerte
y la resurrección por amor, crucificando
así mi tan ansiado dolor.


Ruben Mangiagli.
© 2012
 
 
 

Escapar.


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Me sumerjo en mi propia mediocridad
de creer que no soy
capaz recordar,
vivo sin respirar
para poder escapar
sin tener la puta idea hacia que lugar.

En cada copa que bebo para olvidar
te encuentro una
y otra vez más,
me fumo el tiempo
como si pudiera
formar una niebla donde ocultar

lo que siento sin sentir nada ya, es
que aun estas
en los ángulos de mi
memoria que me cortan a la mitad,
si al menos pudiera
mis lagrimas

sangrar quizá
podría sacar esta
melancolía de desear que tu boca
mis labios vuelvan a besar,
me caigo
y me vuelvo a levantar

en este vació
que solo vos supiste
llenar y me quedo
encerrado en
mi propia libertad en la
noche que al final solo fue un día más.




Ruben Mangiagli.

© 2012


 

Saber.


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Quisiera saber que hay en tu mente,
donde guardas tus recuerdos,

si lo nuevo te puede más
que lo viejo,
adivinar si los colores que inventamos
pintan aun tu invierno,
saber si tus ojos siguen siendo
la ventana
de tus sentimientos,
si el mal que te hice se archivó y solo
perdura lo bueno,
se que no me contaras,
y haces bien, el
tiempo pasa inexorable
y nos deja inertes ante lo que vendrá,
te dije tantas cosas, incluso
las que no
supe callar, y hoy en la murallas de los
silencios no me
atrevo a preguntar si aun
me recuerdas en un amor que jamas
hemos podido olvidar.


Ruben Mangiagli.

© 2012

 

Rayuela.


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Tierra.

Me preparas, te preparo.

Un, dos, tres
del deseo se adueñan mis manos
y salto al vació buscando,

cuatro, cinco, seis
me equivoco pero avanzo, toco
sigo jugando,

siete, ocho, nueve
ya sobre tu cuerpo me entrego y
te abres muy despacio.

Cielo.

Llegamos, placer consumado.




Ruben Mangiagli
© 2012




Conjugar.


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Es difícil conjugar los lugares donde no estas,
inventar un verbo que contenga extrañar y que
diga mucho más,

que cuente que mi visión de las cosas cambian
sin que me lo pueda explicar, la luna no es la
misma, ni lo será.

Definir el espacio que no habitas, pero sigues
en el mismo lugar, es esperar lo extraordinario
que quizá volverá,

quisiera saber donde están las palabras que no
puedo crear, que se atragantan en mi garganta
sin poder escapar.

Necesito saber si el vino siempre sabe igual,
porque pasando de boca en boca tu sabor no
puedo encontrar,

si mi manos guardaron el dibujo de tu cuerpo
porque no lo puedo recordar, me defiendo de
tu memoria sin

poderlo lograr, y me rindo agotado, para así
volver a empezar a buscar ese verbo que me
deje conjugar

los tiempos que te pienso, los tiempos que
no volverán, o el que cubra el espacio entre
mi siempre y tu nunca jamás.




Ruben Mangiagli.
© 2012





Enajenación.


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Enajeno mi mente en los absurdos limites de mi realidad
para que mis palabras, esas que tanto amabas, no las puedas
encontrar.

Camino en los bordes de la oscuridad, donde la memoria
no lastima, se disfraza de recuerdos buenos y puede calmar
mi ansiedad.

Oculto lo que soy para no ser lo que fui, porque no quiero
sentir ni expresar, el miedo que me adivines esta noche me
puede más.

Mutilo mis manos en los silencios que te supiste adueñar
y entre los huesos de mis costillas se amparan las letras de
mi soledad.

Ahogado entre mil brazos me quiero salvar, para no pensar
que todo es tan simple y mortal que se resume en una frase,
no estas,

y no estarás.


 


Ruben Mangiagli
© 2012






Un secreto.


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Si me pides un secreto inconfesable

es que ya lo sabes, porque me intuyes y conoces,

es tan irreversible que las palabras lo desconocen

se esconde entre frases que he dicho

y en muchas que se hicieron silencios,

un arrepentimiento que me recorre en la memoria

de los besos, en el abrazo que no fue dado o en la

mirada que los ojos esquivaron.


Puedes adivinarlo , esta en todo lo

que hago, mengua y crece en los dedos de mis

manos, es mi tacto huérfano de tu cuerpo, del

sexo que quedó adeudado, habita letras que callo,

y los deseos contenidos de gritarlo para que el

estruendo de mi voz desfigure tu nombre y pueda

olvidarlo, ya no pidas que te diga un secreto,

porque no quiero confesarte que aun te sigo amando.




Ruben Mangiagli.
© 2012





Porteño.


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Soy milonga, un barrilete,
una plaza de San Telmo y una esquina de Corrientes,


dueño de una farola
donde tantos besos robé que no escribieron historias.

Las sombras de los tilos
conocen mi figura y me recuerdan en las noches en

que la luna me extrañaba y
mis pasos amanecieron en una Costanera estrellada.

Tengo la sangre marrón
de mi rio que guarda mi dolor y mis viejas añoranzas,

y aunque juego de local en
todas partes, me pesa ponerme la camiseta visitante.

Cortazar y Borges
me dieron sus versos para ganarme a cualquier mujer

con pocas palabras
y que mis manos toquen cuerpos que otros deseaban.

Me siento como una
canción de Calamaro y parte de un gol de Maradona,

porteño bien porteño
un argentino que como un buen tango, tiene todo pero

se parte al medio en
los besos que quedaron en el cuerpo de una morocha,

mientras suena el
de día que me quieras de Gardel en una vieja vitrola.




Ruben Mangiagli.
© 2012



Asimetrías.


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Me pierdo en mis asimetrías
soy tan numero impar

que mi soledad suma en vez de restar.

Tuve tantos amores para
no recordar y justo el tuyo
es el que nunca puedo olvidar,

no duele, no daña,
no se añora,
simplemente siempre está.

Es como el sol de una mañana
que te reconforta, pero
luego se vuelve cruel y te puede quemar.

Si pudiera mi memoria
recortar, que mis huesos no me duelan
donde tu boca mi piel no pudo besar.

Tengo tantos abrazos
contenidos que mis manos se
acalambran de tanto esperar.

Es verdad que elegí amarte
pero no sabia que
no tendría elección de no poder olvidar.

Estoy en este túnel emocional
donde solo veo tu rostro en la oscuridad
sin principio ni final,

me detuve en la asimetría de mi igualdad
partido en todo lo que fue y
en todo lo que jamás sucederá.




Ruben Mangiagli.
© 2012





Maldición.


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Tengo un sabor amargo en la boca,
que se asemeja a
extrañar tus besos,
como si mi vació
comenzara por ahí
y se extendiera por todo el universo.

Tambien las manos cansadas de tocar
lo que imagino,
es un esfuerzo que
me agota, figuras
en el aire que
no son tu cuerpo, y solo toco el mio.

Sentirte dentro que recorres parte de
mi espalda y la
médula se queda
tiesa en la
espera que por fin
salgas y se estimulen mis sentidos.

Tiempo, distancia, espera, añorar lo
que no se ha vivido,
tantas palabras que existen
y no encuentro
una pueda romper
esta maldición que no estés conmigo



 Ruben Mangiagli.
© 2012






Enigma.


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En mi fragilidad no te puedo ocultar
una debilidad que se enquista y perdura,
como si fuera una fatalidad que se repite
y que gobierna mis manos.

Una sensación que supera mi más
allá, una frontera que bloquea y mata a
la memoria y sin embargo se transforma
para volver a dominar.

Imágenes que me aparecen en todo
y en nada, como si haberte amado hoy
es el castigo del no olvido que parte y
desarma los días sin espera.

Me comprimo en mi cuerpo, en los
limites confusos de mi alma sin alma y
soy un enigma que lleva tu nombre sin
recordar ya como te llamas.



Ruben Mangiagli
© 2012





Estaciones.


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Verano, mi verano
luna que me pertenece en esta noche estrellada.

 Invierno, tu invierno
y esa lluvia que te camina y baja por tu cuello.

Es verdad que vivimos
días iguales, en el mismo lugar y no sé,porque

no miramos juntos el
cielo ni una vez, como si el tiempo nos habría

de esperar sin correr,
calendarios de papel, con el mismo mes, y en

sus hojas falta un día,
que perdimos esperando a la mañana después.

Quizá en algún otoño
nos volvamos a ver, para esperar esa primavera

que tanto soñamos y
dejamos escapar en un adiós tan teñido de ayer.


Ruben Mangiagli.

© 2012



Himno.


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Hay un himno en mi interior, un
sonido que me habla de vos,


es algo que late en mi corazón
como si fuera una canción,

sonidos que se parecen a tu voz
que le hablan a mi interior,

estas en mi, en cada paso que
doy,

estoy en vos, en cada palabra
que escribo de pasión.

No hay como revertir esta
situación,

es un estado de emoción que
inunda la razón,

un arco iris que surca el medio
de mi espalda

y renace en cada instante que
habitas en mis ojos,

hoy no te escribo un poema
más,

es algo que me supera y me
llena

es un himno que sostiene el
presente de este amor.




Ruben Mangiagli
© 2012






Decir adíos.


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Puede que ya no te quiera,
puede que aun me quieras,
que más si comenzamos el final.

Quizá aun te quiera
tal vez me dejaste de amar
de que vale preguntar sino
nadie responderá,

los silencios son tantos que
el grito ahogado del amor se nos
escapó en caminos sin atajos.

Decir adiós es fácil pero
vivirlo te consume, es dar vueltas
y vueltas creyendo volverás
aunque yo me quiera escapar.

No creas que no te quise, no
pienses que no te quiero, haré
lo mismo, sin cuestionamientos,

Hubo algo que llamamos amor
y sin embargo el adiós no tiene
nombre ni dueños del dolor, es
el hijo bastardo del perdón.

Quiero un ultimo favor, si
vas a crucificarme, que sea con
pasión, aun en el peor momento

quiero provocar sentimientos
en vos, no por orgullo
sino para saber que aun sientes
algo en tu cansado corazón.



Ruben Mangiagli.
© 2012





Cómo un cuento.


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Juguemos,
puede que por un rato seas Alicia
y te caes
y entre espejos y conejos seguimos
con el juego.

O quizá
una princesa que siempre espera
a un hombre
para que jamas la rescate de
ningún sueño.

Y a mi
me toca ser Pinocho, que le crece
su medio y
cuando te ve desnuda se convierte
en un entero.

Lo mejor
es que estemos en el mismo cuento,
vos Caperucita
y yo el lobo que te come antes de
tener sexo.

Había una
vez dos seres que se amaban tanto
que jamas
ningún relato podrá contar toda
la fantasía

que ellos
consumaban cuando las piernas se
enredaban y
entre besos y orgasmos los cuentos
reencontraban.


Ruben Mangiagli.

© 2012


Urgencia.


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Siento un deseo que me inquieta el cuerpo,
que me quita el sueño
una autopista sin principio ni fin que me
lleva y me contrae en los
momentos donte mi piel te quiere dentro.

Extravió los sentidos y la razón como si el
tiempo se detuviera
en un reloj que gira al revés y mi sangre
que rige mis pensamientos
solo sirve para que mi sexo sea un apogeo

de fuego que solo encuentra su calma si
lo guías con tu manos
hacia el vértice que cierra en tus piernas,
ese punto que me puede
y que me desarma y me arma sin apremios

No hablo de hacerte del amor, ni que sea
solo sexo, te estoy
diciendo que voy a partirte al medio, deseo
animal que me habita,
y que domina mi inteligencia e intelecto, y

te prometo que después de todo esto voy a
decirte palabras de amor,
diferentes colores de un te quiero, sonidos
de cariños que se desprenderán
de mis dedos...

pero querida mía, primero lo primero ya
que la urgencia de
mi hombría se derrama y necesito que lo
haga mientras
cubres mi vientre con tus benditos besos.



Ruben Mangiagli
© 2012






 

Amarte.


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Sin distancias , sin tiempos
como jugando a que un amor pueda ser eterno.

Con cielos que no sean de
nadie, donde las nubes hagan figuras de sexo.

Lugares de todos, comunes
donde besarte calme todas las incertidumbres.

Paraíso corporales, matices
que formen una identidad marcada de deseo.

Es tan simple quererte que
a veces parece un sueño que lo vivo despierto.

Sin distancias, sin tiempo,
ser felices y adueñarnos de futuros pretéritos.





Ruben Mangiagli
© 2012


tristeza.


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Entiendo de olvidos y carencias
pero a veces me supera no encuentro las respuestas.
Cómo le explico a las calles que no caminamos
que no besaran tus pasos?
O a las farolas
que celebraron
como guirnaldas nuestro
encuentro que hoy brillaran opacas de recuerdos?

Estoy tan lleno de cosas que a
veces se me escapa tu
ausencia, y mi espalda se dobla en el
angulo exacto donde tu presencia
se hace sombra de
una espera que ya no espera y mi inquietud
se adueña de mis letras que no son de nostalgias ni
me matan, son solo palabras que quedaron sueltas.

El café que se enfría, el cigarro
que se quema, son el
reflejo de un momento,
de un instante donde me inundo de un
mundo que fue nuestro, que al final se hizo tierra
yerma, como quedo mi boca vacía de tu nombre
y donde el sabor de mi lengua
añora el ultimo beso donde comenzó esta tristeza.




Ruben Mangiagli.

© 2012


Me da lo mismo.


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Me da lo mismo si me quieren o me querrán,
porque yo me quiero y nadie lo va a cambiar.

 No me importa el que dirán ya que siempre
unos , aquellos u otros hablaran muy mal,

y he aprendido a callar.

Menos lo que poseo material, he perdido y
recuperado todo y la vida continuó igual.

Me doy placer y gustos, pruebo, desapruebo
cambio y apruebo, el tiempo que vivo

es uno solo y no volverá.

Me adueñe de la felicidad y casi morí en
la soledad, tengo tantas marcas que ya no

las puedo contar, cicatrices en el alma que
a veces creo jamás sanaran, pero sigo, me

empecino en avanzar.

Nunca he sido de nadie y a nadie declaré
de mi propiedad, libre he nacido y eso sé

no cambiara, tómame o déjame, pero no
me pidas que me quede por quedar, decir

para siempre no es verdad.

Solo me jode cuando no estas, no porque
seas mi otra mitad, sino que te elegí para

que seas la mujer que día a día prefiera el
estar conmigo no porque te lo pido sino

porque eres la que me sabe amar.




Ruben Mangiagli.
© 2012