Archive for marzo 2013

Sentirte.


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Quiero sentirte en mis manos 
que mi tacto memorice tus rasgos,

y mis dedos desamparados se
adueñen de tus rincones privados.

Que la incertidumbre de tu
vientre haga mi mundo más seguro,

cuando los naufragios de mis
abrazos en vano terminen colgados

debajo de tu espalda sentir que los
deseos han sido por fin justificados.

Que tus labios sean de tierra y
mis besos se tiñan del color verde

del prado que imita tu mirada y que
contiene tu llanto.

Y que mi alma cansada, se haga
eterna en tu amor, en tu espera que

honra tanto espacio infinito que
se hace breve en la vida aguardamos.


Ruben Mangiagli

© 2013





Veintinueve.


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Sentí desmoronarse las paredes,
como cada ladrillo se me hacia piel y
los caminos que se cruzaban
no se podían desandar
ni avanzar.

También me pareció que la mitad
de la noche era temprano
para mi y tarde para saber
que es lo quería hacer
o adonde ir.

Que toda el agua del mar era poca
para poderme ahogar,
y que la luna jamás dejaría de
menguar en mis ojos
al pasar,

y que mi peor castigo era vivir en
la ironía de un infierno
que de tan frio ni me pudiera
congelar para detener
mi palpitar.

Pero buscando sin buscar, esperando
sin esperar, apareciste y todo
que era ya no fue más,
una mirada, una palabra
y tus manos

que al tocar la mías volvieron a
respirar, y uno a uno los verbos
se volvieron a desencadenar
conjugándose para que
pueda volver a soñar.


Ruben Mangiagli.

© 2013





Encantado.


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Estoy encantando de haber conocido
tantos cuerpos

de haber disfrutado todos los vinos y
haberme dormido

en los brazos de todas y ninguna en
la pasión

que solo duraba un rato.

De haber viajado tanto, de pasear mis
pasos por

sobre caminos transitados y otros que
fueron abandonados

y que aun me quede un pellizco de
tiempo

para hacer otros cuantos.

También de haberme creído todas las
veces que

me dijeron te amo y las que yo las
dije para

que mi soledad no me pese tanto en
las noches que

mi espalda de tan cansando se unía
a mis costillas

formando un solo hueso macabro.

Todo lo que he hecho no puedo ahora
cambiarlo

ni quiero intentarlo, porque cada uno
de los minutos y

de los trayectos andados, inexorables
me dejaron a tu vera

como si fueras mi milagro.




Ruben Mangiagli.

© 2013





Recuerdos.


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Que extraños son los recuerdos
que se pueden saltar los tiempos
y conjugar de manera diferentes los verbos,

algunos se pierden sin más, son
como el agua de un río que se sala
en el mar y su sabor ya nunca será igual.

Quizá sea que la memoria infinita
se puede acabar, de forma inesperada
se termina de recordar sin principio ni final,

así de a poco se puede avanzar,
dejando atrás lo que hoy poco importa
ya, y el presente se hace fuerte, pura realidad.

La vida se abre paso, como sea,
en una sonrisa, en un pesar, lo imposible
de pronto se puede realizar, se crece por igual,

dejando los recuerdos un día
cualquiera marchar y sin pensarlo
lo que era ya no fue y te vuelves a enamorar.




Ruben Mangiagli

© 2013 





Carencia.


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Es posible que me hayas enseñado a amar,
que yo hubiera tenido esa carencia
y algunas otras más,

también que se crece a pesar de la edad,
y que lo que un día aprendí
lo tenga que repasar.

A veces siento que las horas duran como
si en ellas habita parte de
la eternidad,

que mi cuerpo mengua mezclándose con
la soledad y mis manos no
lo saben narrar.

Mi lengua habla idiomas que no escuché
jamas, y no nos podemos
ya comunicar.

Me hago silencio, y me escondo en mi
mismo tan dentro para
no escapar,

porque si lo hago te empezaré a buscar,
y sabemos nos encontraremos
para perdernos una vez más.




Ruben Mangiagli.

© 2013






Oscuridad.


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Reino en mi absoluta oscuridad
donde las demás criaturas me temen aun más

entre pasillos estrechos que no
dejan respirar, ni pensar en volver atrás, soy

la paradoja de los que creen en
el más allá, sin saber que no hay nada que

esperar, como un augurio de
maldad mi alma dejó de comulgar sin hallar

la paz, y mis demonios antiguos
huyen de los que saben soy capaz de crear,

entre grises y negros encuentro mi
lugar para resucitar sin pecados que confesar,

soy de carne y huesos nada más,
dejé de sufrir, deje de soñar , en mi laberinto

sin final algún día espero poderte
encontrar, que brilles entre la lobreguez que

me cubre sin poder escapar, te
extraño tanto que la eternidad me parece tan

breve y temporal que mi amor se
hace hielo y fuego adueñándose de mi soledad.


Ruben Mangiagli.

© 2013






Inmediatez.


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Las diferentes formas del amor atrapan
la inmediatez de mis deseos,
que disputa la batalla de lo honrado con
lo perverso,
un respeto que ignora los preconceptos
y se hace carne
que crece por ti en cada momento,

donde lo lúdico ya no es un juego, suma
movimientos que levitan
para poder entrarte de nuevo, marea sin
dueños,
que se juntan en un frenesí de manos y
dedos que
se pierden en diferentes verbos.

Deseo cada parte tuya, desde tu piel que
me conmueve
con las pecas que danzan en tu respirar
agitado que
suben y bajan por tu pecho, hasta cada
uno de tus huesos
que hacen de tus caderas los infiernos,

un lugar donde me pierdo, punto exacto
que reúne la anatomía
del sexo, lengua, besos, mi miembro en
plenitud erecto,
en el resumen del amor de hombre que
hace de ti la mujer
que mueve y agota todos mis esfuerzos.




Ruben Mangiagli.

© 2013





Cielo.


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Puede que sepas que el universo es
infinito
que las constelaciones forman figuras
que simulan tus formas
desde tu rostro a tus caderas.

Que los planetas se alinearon para
encontrarnos
como si la historia estuviera escrita
en las estrellas
desde la más lejana a la más cerca.

Sabes que eres mi luna y yo parezco
un planeta
que contra toda lógica gira solo en
tus piernas y
se pierde entre tus pelos de cometa,

espero te des cuenta que lo que quiero
decirte
que al final eres mi multiverso, toda
mi creación pasa
y se queda en lo increible de tu cuerpo.




Ruben Mangiagli.

© 2013




Mitades.


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Tengo la mitad de un verbo que me 
mantiene en movimiento,

de una palabra que si la doy vuelta
forma una anagrama

una vida por el medio que no sabe
de tiempos pretéritos

una locura que es mitad de cordura
que me gana y atrapa.

un adverbio de tiempo que parte mi
reloj al medio.

En realidad tengo una parte de todo
lo que quiero

y lo que me falta lo encuentro con
ella frente al espejo.



Ruben Mangiagli.

© 2013



Bailemos un tango.


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Voy a bailar un tango con vos
respirarte sobre el cuello,
sentir tu olor,

decirte al oído que te quiero
mientras se pierde
mi hombría entre tus piernas

en todo su esplendor,
y en cada acorde acércate
más, hasta el punto que

mi manos te hagan llevar
el compás
y sientas que tu parte

de mujer sensual comulga
con mi sexo de varón
que te sabe amar.


Ruben Mangiagli

© 2013




Gracias.


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Es difícil a veces decir lo que se quiere 
con las palabras que se saben,
una carencia que no me deja explicarte

lo que siente mi cuerpo cuando te veo,
que vivís en mis pensamientos
y que mis labios necesitan tus besos.

Quisiera contarte como borraste mi
pasado, sin fisuras ni agujeros,
que al final mi vida transcurrió en los

amores que no eran necesarios, esos
que llenan espacios y no dejan
ni siquiera sabores amargos,

que se olvidaron ante tus actos, que
respeto si, pero son memorias
que tu presencia ha evaporado.

Algo así como darte las gracias por
haberme devuelto a la vida que
hoy pongo en tus manos,

y a cambio de ello darte mi amor de
hombre, cuidarte, y amarte como
nadie te ha amado.




Ruben Mangiagli

© 2013




Elementos.


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Supongamos que tu cuerpo se adueña
de los cuatro elementos,

que rige los movimientos,

y que la tierra se mezcla con el verde
de tus ojos

en una mirada concreta,

que el aire juega con tus cabellos y el
sol se enreda entre ellos

y eres girasol en tu medio.

Cuando el agua se hace deseo completo
se desparrama por tu vientre

y riega mi río recto

y tu fuego consume mis argumentos y
soy tuyo por completo,

creando con nuestro sexo

un nuevo elemento, el quinto, que solo
tú y yo conocemos,

un perverso y oscuro secreto.




Ruben Mangiagli.




© 2013

Ella.


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Ella se impuso a mi memoria, a mi letargo,
y a mis sentidos cansados
sumé el que inventó para mi,

algo nuevo que no conocía, que en el
recorrido de todas mis noches jamas había
presentido.

Un arco iris de grises, un cielo debajo de
la tierra que ahogó todos mis infiernos
de círculos sin esperas.

Mi hombría que era una colección de los
momentos que no dejan huella
de pronto encontró su esencia

y dejé de ser todos los que era, para ser
solo uno, el hombre que unicamente
tiene una reina.

Y a mis besos le pongo letras, una suerte
de impronta que los sella
solo para ella.


Ruben Mangiagli.







Pronombres.


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Quiero hablarte de mi intimidad.,
que se comprime y se dilata en los momentos que me
das.

En todos los cuerpos que puedes
habitar, en el tuyo y en los que de a ratos inventas en
juegos de nunca acabar.

Contarte de mis sentimientos, de
lo que puedo aun dar, de como tu belleza me puede
arrinconar.

Es necesario que sepas que al
final no todo lo he vivido, porque desconocía que se
podía amar sin final.

Que el deseo tuviera tus formas
las propias y las que sabes agregar y que me rendiría
sin pelear.

Sin pronombres que se puedan
aplicar, yo, tú, nosotros ,ellos y las demás sin tener
que explicar

que nuestra felicidad no sabe
de limites ni se tiene que justificar porque sumamos
sin saber restar.



Ruben Mangiagli.

© 2013




Sinónimo.


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No sé como se llama lo que se tuvo y ya no está,
cual es la forma de extrañar,
si quedarse mirando para atrás es una manera de
avanzar, o quizá

si solo me detiene una vez más y la realidad se
extravía sin identidad,
como una gota de lluvia que nació en el cielo y
muere en un manantial.

Que palabra debo usar que ya supere añorar y
así poder contar lo que
desborda mi memoria hasta el punto de casi no
poder olvidar.

Cual es el tiempo que mezcla las estaciones en
un carrusel de nunca parar,
si los pretéritos que me atrapan se hacen futuro
no tengo manera de escapar.

A veces es tan fuerte que no me deja respirar y
ahoga mis suspiros que se
hacen palabras que quiero nadie pueda escuchar
porque no tengo idea

de cuando esto terminará, y menos aun si tengo
una manera para poderlo intentar, no
puedo salir de un invierno que se hizo verano
si el otoño es eterno en mis manos

y todo es tan simple como que ya sé no volverás.




Ruben Mangiagli.




© 2013

Deseos.


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Quiero un amanecer donde 
cada
estrella se pierda en los
deseos
que me consumen entre
tus piernas,
y que la luna sea la
referencia
que se instala en la mitad de
tu vientre para
que me guie en mi tarea,
que mis manos
hagan sombras
chinas en tus caderas con
formas de letras
para que la
poesía sea sexo y viceversa.

Sentir el cansancio de la
felicidad
que sumerge las penas
de las esperas,
y que mi rostro
disfrazado de costillas
contenga
mi corazón que le da vida
a mi
vena que se hace carne
que crece
para que la contengas.

Que sientas claramente que
te estoy amando desde
dentro hacia afuera
en las infinitas
veces que la gravedad levita
entre mis piernas
y acabar victoriosamente
rendido
en la pequeña muerte que
dignifica mi entrega.


Ruben Mangiagli

© 2013




Ceguera.


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Ni luna, ni sol , ni estrellas
solo mirar la tierra como el
deseo de un navegante
perdido que se
adueña de un cielo
cualquiera
y que ya no sabe de esperas.

Ver como la estampa de un
poeta muerto que perdió
las letras y
que nadie recuerda, como
si unas palabras
pudieran
remediar la ausencia.

Así es la ceguera que de a
poco consume un poema,
de nada
ya sirve la belleza si no hay
ojos que
la vean ni cuerpos
errantes que la esperan.

Unas palabras para ella que
es de todos cuando
vuelan y
de nadie sino la encuentran,
que hace
de la lenguas
vivas, solo lenguas muertas.


Ruben Mangiagli.

© 2013



Labios.


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Quiero que tus labios sean el
portal de mi alma, 
que calmen la catástrofe de
los ángulos de mi
memoria,

agua dulce en mi mar, parte
de mi noche y de
mi despertar, donde mi
boca encuentre los
besos no di jamas,

que la suerte se haga en cada
parte de ellos una
realidad, tan concreta que
sienta que todo lo
puedo ganar.

Un descanso, un recreo que
no termine jamas,
un punto donde empezar
el deseo de lo que
sucederá,

la huella en mi piel, camino
sobre mi espalda y
que hagan cumbre en mi
vientre hasta que sea
un volcán

tan urgente del que no puedas
escapar, en un sortilegio
donde mi magia blanca
puedas saborear,

Labios sobre labios, sabor y
un poco más como
un recuerdo que no sucedió
y que no pueda
olvidar.


Ruben Mangiagli.

© 2013




Desvestidos.


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Déjame desabrocharte un botón de tu blusa
a cambio yo te dejo dos
y que la manzana de la tentación
sea la mitad de lo que cenamos hoy.

Toma el sabor de mi piel en tus labios y si
quieres pruebo cada uno
de tus extremos que terminan
en tu centro,

y que los juegos sean algo serio, y que de
a poco restemos besos que
se suman a los deseos
más perversos.

Que mi olor a tabaco se mezcle de a poco
con tu aroma de girasol
de campo que me provoca
y me invoca.

Cuando las manos tenga infinitos dedos y
no queden espacios, en
ese instante nos juntamos hasta
fusionarnos,

y vos seras yo y yo de a poco cada parte
de tu talle y en la excitación
olvidaremos los te quiero y seremos
solo detalles

de un amor que envuelve y atrapa y que
las únicas pruebas que
queden sean los restos de la ropa
al pie de una cama,

un santuario de sexo cubierto de sabanas.


Ruben Mangiagli

© 2013




Noche.


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Se comprimen mis huesos
y en mis cotillas ya no quedan huecos,

infinita noche donde los
recuerdos caen como lluvia de invierno

que te cala y enfría las
manos hasta casi no sentirlas, pesadilla

despierto donde los
sentidos se agudizan para lastimar más.

Llegar entre sueños
donde nadie se atrevió jamas, destino

incierto y sin ninguna
predicción de donde se va a terminar,

sombras de lo que va
a pasar, simulacro del día quizá llegará.

A veces es mejor
dormir para no despertar, porque así

la maldita realidad no
puede alcanzarte sin tener que claudicar.




Ruben Mangiagli.

© 2013