Desvestidos.


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Déjame desabrocharte un botón de tu blusa
a cambio yo te dejo dos
y que la manzana de la tentación
sea la mitad de lo que cenamos hoy.

Toma el sabor de mi piel en tus labios y si
quieres pruebo cada uno
de tus extremos que terminan
en tu centro,

y que los juegos sean algo serio, y que de
a poco restemos besos que
se suman a los deseos
más perversos.

Que mi olor a tabaco se mezcle de a poco
con tu aroma de girasol
de campo que me provoca
y me invoca.

Cuando las manos tenga infinitos dedos y
no queden espacios, en
ese instante nos juntamos hasta
fusionarnos,

y vos seras yo y yo de a poco cada parte
de tu talle y en la excitación
olvidaremos los te quiero y seremos
solo detalles

de un amor que envuelve y atrapa y que
las únicas pruebas que
queden sean los restos de la ropa
al pie de una cama,

un santuario de sexo cubierto de sabanas.


Ruben Mangiagli

© 2013




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