El rey.


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A pesar del tiempo, las nubes
y los cielos,

las estaciones, las lunas y el
ocaso

de los sonidos del silencio,

el rey sigue vivo,
no ha muerto.

Con condenas desmedidas y
sin anuncios,

en el yugo de la guillotina de
las silabas

que una a una cortaron cada
palabra,

en la asonancia de estrofas y
rimas

que no son creadas y poco a
poco se olvidan,

el rey está desnudo en
alma y sin dicha.

Los libros se apilan en pocas
lecturas cautivas,

encerradas en paginas tal cual
celdas vacías,

y entre desiertos húmedos de
lluvias malditas

en su soledad él solo respira,

entre una reina y otras tantas
que lo aspiran

el rey espera para que el
destino no decida.


Ruben Mangiagli
©2105







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