Duerme hijo.


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Duerme hijo mio, que yo estoy a tu lado,
descansa la pena del amor que te ha dejado,

aunque no lo creas, también tuve veinte años,
y el corazón joven es más frágil que
con los años.

No puedo calmar tu dolor, y menos suplantarlo,
es ley de la vida que vos debas aprenderlo de
primera mano.

No dudes que otro amor nuevo curará los
dolores que hoy te parecen eternos,
que los días seguirán avanzado y que el
tiempo será tu aliado.

Cuando despiertes aun estaré aquí, cerveza en
mano brindaremos por los amores
que nos van matando, de hombre a
hombre te diré que mi experiencia no es en vano,
y aunque creas que nada sé, te aseguro,

tus brazos encontraran otras manos y quizá,
esa mujer sea la que tanto haz esperado.

Te lo firma tu padre, que como el ángel caído,
sabe más por viejo que por diablo.


Ruben Mangiagli.



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