La carencia de mis manos.


.

No puedo entender esta carencia de
mi tacto,
la memoria de otros cuerpos,
los contactos que
acumularon mis manos,

que no formaron recuerdos, tampoco
necesidades
en mi corazón durante estos
años,

si mis dedos solo aprendieron cada
letra de
tu abecedario, y siempre en
todos lados
escriben

tu nombre solapado a un poema sin
dueña,
huerfano de la lectura
de tus labios.

De qué me sirven entonces los abrazos
si al final,
despues extraño tanto los
tuyos,

que ni siento el aire, el sol, o el roce
de una caricia
de otra mujer que me quiere
si en mi

mi piel solo ha quedado un camino
yermo de tus besos
que se perdieron en el
tiempo,

entre sueños y otros tantos desganos.

Ruben Mangiagli
©2015



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