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En estos momentos de quietud, de afirmaciones que eran tácitas pero se hicieron palabras, de conocimiento que supera los límites del alma, cuando las promesas se cumplen y se hacen vida, mis ojos te miran y mis manos derramando poesía de amor, de deseo, se quedan inmóviles y sucumben a tu belleza divina.

RM


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