El bar de los olvidos.


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No existen los ángeles
lo sé,
puede que tampoco Dios,

que el infierno sea un concepto
que habita solo
en mi interior,

Que nunca se pare de caer,
que la cuesta arriba
sea al revés,

donde mi soledad aprendida
aún no dio el
examen final.

Puede que mis dedos sirven
para sumar
pero no sé restar

que sean hábiles para escribir
historias que no
pasaran,

y que la poesía solo sea un
vaso de licor
tras la barra de un bar

que espera ser llenado con tus
mentiras
y por mi sin una verdad,

mientras que alguien, ya sea
por nada o por piedad
pone en una fonola

una vieja canción de amor
para que los solitarios
podamos recordar,

que algunos jamás tendremos
ninguna opción de
poder olvidar.

Ruben Mangiagli


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