Olvídate de los girasoles,
de los jazmines,
de las violetas que te regalé por amor,
y deja que te atrape
un plumerillo, un panadero,
un diente de León
y que te arrastre
el viento hacia algún lugar
y puede y solo puede
que te deje en mis manos
de nuevo,
otra vez más
como esa tarde noche te supe encontrar,
Ruben Mangiagli
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Que el viento,
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