Mínimo.


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Puede que sólo nos quede mirar la luz de unas luciérnagas,
como dos farolas,
una breve luz de la noche de tu verano,
una chispa breve de hoguera de mi invierno.

Miremos la luz de las luciérnagas.
porque quizá sea lo que se parezca más a este amor.

A esto se ha reducido nuestro mundo.


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