Barcelona, vos.


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Quiero adueñarme de esta primavera,
que sea nuestra,
hacer con mis palabras flores
que bajen por tu espalda,

del idioma una fiesta de besos
para que podamos hacer la traducción
literaria de
esto antiguamente nuevo
que nos pasa,

y que Barcelona por primera
ves guarde un secreto,

entre sus calles y paseos, en los
balcones que acarician
el puerto,

que nuestra miradas hagan el resto, el
azul de tus ojos de cielo
y el oscuro de los míos
que vieron sin vos de
cerca el infierno.

Estuvimos siempre tan cerca pero sin
entendernos tan lejos,
que fueron necesarios
años sin
calendarios para encontrarnos.

Y sin darnos cuenta supimos acercar
los pasos tanto tanto
que los suspiros superaron
la historia y los relojes al fin se
rinden sin preguntas
al amor esperado.


Ruben Mangiagli
© 2014




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