La ausencia de los gatos.


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Ayer se murió la gata de mi amor,
no hace mucho perdí a mi gato yo,

malos tiempos para los dos.

Como si fueran presagios se
marcharon,

hoy son recuerdos bajo
la tierra donde seguro nacerán
un jazmín y un girasol.

En la distancia, en diferentes
momentos el mismo dolor.

Al menos vivieron sus siete vidas,
y si la lógica se condice
con el amor

en una eternidad de gatos quizá
se encuentren

porque sus almas tenían algo de
ella, algo de mi

y el amor no muere aunque se
esconda entre los malos días
de la sin razón.



Ruben Mangiagli

© 2014



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