Mátame.


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Que no quede carne que no
queden huesos,

Mátame !

y que mi memoria haga el resto.

Sin cenizas que puedan
hacer fuego.

Que no haya remordimientos
ni duelos.

Así descansan en paz
mis manos de escritos yermos,

sin amor, sin heridas, con un
acto certero.

Mátame !

Ya no hay miedos ni instantes
sin dueños,

tengo todo ordenado y estoy
predispuesto.

Hazlo rápido, y que mi sangre
se libere de tu recuerdo

porque ya no puedo dejar de
amarte

sin morirme en el intento.





Ruben Mangiagli.
© 2012







 

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