Lectura.


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Léeme atenta y perpleja
no temas si rompo tu costura
los duendes caminan tras la ventana.

No tengas miedo a mis manos oscuras
no son dagas que guardan lamentos,
por tu espalda lanzo
un beso que te turba,
tu fiebre femenina guardara mi
testamento.

Tu espina no es mas que un río de tu
vientre,
¿Han de ser mis ojos el candil de tu
oscuridad?
En la noche tus senos se calcaran en mis
labios y entonces caerá roja una lagrima
solitaria.

Cascadas de locuras al abismo,
jugosas estarán mis manos gozosas,
sé que me miraras complaciente y el
látigo de un dolor nos guardara libres.

Las estrellas dubitativas y titilantes me
inspiran
esta noche,
te tengo y no. eres mía,
la brisa no es mas que tu beso
en mil besos
no hay reproche,
y sola está la luna, esperando al sol.




Ruben Mangiagli.

© 2013





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