Caen los calendarios, es algo
que no queremos
pero tampoco evitamos,
necesitamos el cambio, poco
a poco o
brutal como el corte
de un cirujano.
No importa lo que haya sido,
lo que haya
pasado o durado,
si fue por amor,
desamor, dolor, agotamiento
de algo tantas
veces anunciado,
así perduramos.
En un momento dejamos ir la
hoja de un mes,
de un día, un siglo
o miles de años.
Colgamos en nuestra vida y
la de otros,
una nueva pagina,
en negro y blanco,
y nos quedamos mirando sin
estilo ni vocación
si por fin el destino nos
regale algo,
pero a veces, muy pocas la
verdad, dejamos
de soñar , despertamos,
y recomenzamos,
sin importar los números o
fechas impresas
debajo de fotos que no
significan nada de paisajes
que jamas vimos, que
ni siquiera imaginamos,
damos el paso,
y sentimos que el tiempo no
paso en vano porque
por fin la vida está
en nuestras manos.
Ruben Mangiagli.
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La caída de los calendarios.
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