Bea y la lluvia.


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Lluvia que marca los días, 
moja, gratifica,
gotas que llevan memoria y que luego sin
que puedan evitarlo
se evaporan en el sol
de tu mirada.

Tormenta de sentimientos
que con sus
vientos barrió con todo, para reclamar su
lugar, borrar pasados, siendo ya un
presente de amor.

Torrente que moja mi vida,
para que los
charcos sean como un mar donde mis ojos
descansan
en tu reflejo, de mujer clara,
sincera, única,
perpetuada.

Aguas que recorren mis
venas ahora ,
para que mi sangre de años se purifique de
viejos rencores que la hacían
pesada en mi corazón
sin ganas.

Primavera continua, con
llovizna de amor,
que empapa mi hojarasca de dolores, que
provoca brotes de pasión,
de entrega y nacen mi
tronco y tu flor.

La lluvia lleva tu nombre,
tus iniciales,
tu olor, impronta que tatúa mi piel, que me
hace tuyo,
me posee y me entrega,
Bea mi
lluvia sos vos.

Ruben Mangiagli.

One Response to “Bea y la lluvia.”

  1. Hay algo que se muere en lo que soy
    -tal vez un muro blanco,
    una estación de tren,
    un hijo-
    mientras siento afuera de mí el sentido del mundo.

    Juro que no me duele esa mujer lluviosa
    ni esta ventana abierta con sus árboles.

    No me duele este andar
    náufrago inútil de todo lo que he sido,
    este infructuoso andar juntando tablas,
    este sonar de grietas sin campanas.

    Nada de esto me duele.

    Estoy aquí y especto
    la ruina de un naufragio empecinado.

    Estoy aquí mirando las calles que la lluvia vació
    (superflua terquedad sin furia)
    y atestiguo los escombros que he dejado detrás
    por donde paso.

    Por lo demás
    el polvo de las hojas
    los ápices de pino
    y el sol como una danza
    no me duelen.

    Que avance hasta su fin este sol.
    Que nada impida que atardezca.
    Que no haya un gesto en contra de la noche.
    Que la luna y la lluvia y una voz de mujer
    y el hambre del insecto
    y el musgo de la piedra
    ocurran sin que mi rostro contra la ventana
    sea incidente alguno.

    ...Que no se vean mis ojos en los sucios cristales.

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