Malparidos.


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Todo lo que he hecho y haré tiene un final certero,

una fecha de caducidad donde seré solo recuerdos.

Pero antes tengo tiempo, para sentir lo que siento,

para el amor que llevo dentro, y vomitar mi odio

sobre las cosas que detesto, para no quedarme sin

aliento cuando grito, peleo y protesto contra los

que se llenan sus bolsillos con mis impuestos y se

cargan el bienestar de los que ponemos huevos.



Tengo aun mis dedos para escribir y contar todas

las injusticias que veo, para no ser cómplice de

silencios. Mis manos fuerte para apretar el cuello

de un violador que rompe la infancia de un niño

en la máxima expresión del desgeneramiento, al

que golpea a una mujer con la excusa de ser el

más fuerte y en su cobardía se siente grande, el

más macho de todo su misero reino. Malparidos.



Me quedan los dientes fuerte para morder el polvo

cuando en nombre del “Estado de Derecho” otros

con porras y armas quieren acallar mis palabras y

en defensa del político corrupto de turno dan palos

a diestra y siniestra sin entender que mi voz y mi

alma también protestan por ellos aunque lleven en

sus pechos la insignia del cuerpo de la armada, y

no entiendan que es el pueblo quien les dio armas.



Y si derramo mi sangre en mi lucha, siendo roja

la tinta con que escribo por seguro no me importa,

prefiero me entierren sin duelos y sin banderas, y

que solo estén los que quiero, por los que peleo ,

Tengo el poder de mis versos y las palabras, mis

manos para la fuerza si son necesarias y mis ideas

que malas o buenas son miás, reventemos todas

las plazas, uno voz mas otra al poder siempre calla.


Ruben Mangiagli




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