El trato.


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Negociemos, al final el amor es una serie de acuerdos,
veamos que puedo ofrecerte si me miras y te adueñas

de todos mis momentos.

Tengo mis manos abiertas para abrazarte cuando vos
lo quieras, lo necesites o solo sea una caricia que te
va dejando huellas.

Si te entregas en cada beso, puedo darte todo mi ser,
y las partes que mas te gusten de mi cuerpo, incluido
desde ya mi sexo.

Cuando te escriba un poema, quizá puedas ofrecerme
una nueva inspiración, como musa inagotable que es
la fuente de esta pasión.

En el momento que te haga el amor, en esa parte ya
podrás hacerme sentir lo que es el orgullo de sentir a
la mujer habita en vos.

Prometer juntos que evitaremos en los posibles y en
todos los imposibles dañarnos y si lo hacemos saber
pedirnos perdón.

Y si el tratado prospera saber que el trato es único
e intransferible, y que se debe refrendar cada día y en
las noches olvidarlo,

para que en el desayuno entre café, risas, cigarros
podamos de nuevo negociarlo, firmarlo y con un beso
de nuevo sellarlo.


Ruben Mangiagli.



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