Almas.


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Cómo pájaro de lúgubre negro que
se posó sobre la rama seca del árbol,
presagio de una anunciación,
testigo de privilegio de
algo inesperado en un futuro
criado en el pasado pienso,

mi alma no era pura, ahora lo sé, es
inmaculada dentro de mi ser
que te invade, te conquista,
te somete y se rinde,
pero sangra,
porque se hizo carne, mitad
musculo, mitad deseo,
es una sobreviviente
entre todos mis recuerdos muertos.

No tengas ya miedos,
no hay temores si me das
tu mano y
las explicaciones
maltratan las respuestas, sin adverbios
que floten sobre mi último
poema de amor desecho,

porque juntos somos la disonancia de
la palabra,
la mala rima,
el mal ejemplo del buen ejemplo
que otros pretenden creer
mientras mis manos
acarician tus senos en el medio de las
miradas santas,

ellos no saben no tenemos almas, nos
tenemos a nosotros y con
eso alcanza.


Ruben Mangiagli

© 2014



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