Reyes.


.

Ella dejó sus zapatos en
la puerta, había sido una niña buena,

pensó en dejar también
el vestido como ofrenda y una nota

donde en parte pedía algo,
donde en otra era agradecida por tanto.

Cuando se abrió el portillo
sin capas ni coronas, sin mirra ni oro,

tampoco incienso, un
hombre le trajo su regalo tan esperado

y lo que sucedió en esa
habitación nunca se atrevió a contarlo,

pero por primera ves creyó
era verdad existían los tres reyes magos.


Ruben Mangiagli.

© 2014



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