Puerta.


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En este exilio de alma y huesos, de tiempo sin relojes ni palabras escondidas en silencio en una cajonera, cuando el cuerpo ya no acepte el sentimiento sumergido en esta espesa niebla, frente a tu puerta una tarde cercana y cualquiera tendrás que decirme si me quieres o no, sin poesía ni pétalos de margaritas, en una realidad tangible que derribe los muros de tantas esperas.

RM

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