Creación.


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Reina la flor sobre la flor
como si fuera una obra Dios
que no conoce el pecado,
pero es toda perversión,
en la inocencia de no saber
lo que es la tentación,

provoca,
se entrega,
se niega
desea,

ignorando que es centro de
la creación, el abismo
de la pasión, la carne de la
comunión,

el porque un hombre deja
todo que lo es, para creer
en un instante
de amor que justifique el
porque de cada día
que vivió.


Ruben Mangiagli






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