Oralidad.


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Conoce mi debilidad
y la maneja con piedad,
claro que no es santa pero sabe
de mi necesidad,

se estira más y más
como si con los pies
el cielo pudiera tocar, acariciar
me invita a jugar.

Me agoto,
despierto,
siento,
comienzo,
acabo,
vivo, muero.

El deseo desciende
desde la punta de los
dedos haciendo mi boca perdida
un camino de besos,

avanzan en ángulos
diversos como si
se pudiera evitar la caída lenta
a un infierno.

Se agota,
abre,
disfruta
termina,
empieza,
muere, vive

Oralidad sin palabras
silabas de saliva,
tacto frenético de uno para
los dos,

el tiempo se pierde
y se gana en aliento
suspiros abiertos y todo lo
demás...quizá

suceda otra tarde de nuevo.


Ruben Mangiagli.





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