Miradas.


.

Ella no tiene miedos,
ni vergüenza,
sabe que un reino
anida entre sus piernas,

cumple mis deseos sin
preguntas,
todas son repuestas,

es sexo que otros
anhelan
y ni eso la inquieta,

maneja las barreras y
se abre y cierra
solo si lo desea,

tiene una luna rodeada
de unos pocos
cometas dorados como
girasol en primavera.

Respiro en suspiros y
ella respira juegos
dignos de una
perversa.

El tiempo vuela entre
su falda cuando
cruza sus piernas

como una dama de día
y de noche las abre
para que solo yo la vea.



Ruben Mangiagli.




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