Los escritores somos casi unos marginales heroicos, y los que escribimos mayormente poesía aun más, pocos sienten la prosa en la palabra ,nosotros lo hacemos, desde la pertenencia, la alteridad, la sensibilidad, lo micro y lo macro, lo sincrónico y lo diacrónico. Digo, es un compromiso existencial el por qué lo hacemos. Una mínima parte editará un libro alguna vez, otros como yo seguro probablemente jamas porque no nos interesa o no podemos, y, así, a unos les ceñirán coronas de olivo y los otros caminaremos anónimos, por suerte, aun con la mirada sorprendida del poeta que encuentra los versos en cualquier parte . Sin embargo, tener el poder de escribir, ojalá lo mejor posible, continúa siendo una manera de hacer que la vida valga la pena. No se está nunca sin pensar, lo cual honra a la especie. Y a veces se experimenta el amor, fugaz o permanente, expandiendo el espíritu. Nos pone en una situación de acabar con todas las páginas en blanco que se pongan por delante buscando cualquier papel para escribir una nueva estrofa con la simple esperanza jamas sea la última.
RM
