La historia de Flora y Gatomate XXXVII


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El paciente Gato


Si hay alguien que aprendió lo que es paciencia, ese es Gato; Desarrolló una facultad que tenía poco cultivada y hoy la ejerce con maestría redoblada, porque Flora es de patear cuando se enoja y sacar las uñas como una fiera, aunque por supuesto, ni siquiera ella misma se lo crea. Se pierde entre paredes y asfalto; triste, desganada pero orgullosa, porque como buena flora, ella cree que puede ser feliz sola comiendo sardinas y moviendo la cola.
Gato respira hondo, se concentra, echa humo de su pipa y se relame un rato, mientras el alimento balanceado espera aburrido a un costado; no tiene hambre ni sueño y mucho menos calma, en nada se concentra más que en pensar que Flora sin duda, es su amado karma. Entonces la busca, la acaricia con sus bigotes, le ronronea y ella baja la guardia. Lo mira, lo roza con sus orejas y otra vez entienden que si no es juntos, la vida tiene gusto a nada.



V.D.



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