Tarde de París


.

Luz y sombra de un amor de
un rato,

de un instante de pocos horas,
deseo de piel
ganas de matar la soledad
y olvidar.

Una copa, un cigarro a medio
quemar
y los besos dijeron lo que el
alma no sabe callar,
para que los cuerpos se
puedan revolcar.

El rojo de tu labios resaltaban
en la media oscuridad
y mi sexo que acumulaba las
urgencias supo acertar
a la primera y en el
oráculo del amor casual
hicimos centro y en pleno
otoño desatamos
el carnaval.

Tus manos me recorrieron tanto
con ese estilo sutil y ese
tacto para tocar que las mías
se adormecieron de tanto
placer en una fabula
imposible de olvidar,

y entre palabras en ingles y
respuestas en francés me
diplomé en el amor en un
sillón de uno que hicimos
para dos,

una promesa que sabia no
iba a cumplir, una llamada
que no ibas a responder,
tantas mentiras para
gozar que nos dijimos
sabiendo
que jamas nos volveríamos
a ver, pero dando las
gracias por una tarde
de París
donde volvimos sentir lo que
era el placer.


Ruben Mangiagli.

© 2012




 

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