Credo.


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No creo en ángeles, ni hadas, ni duendes,

creo en sus ojos de miel,, en tu mirada clara.

No quiero una vida eterna, ni un cielo soñado,

prefiero cada minuto con ella, a mi lado.



No busco la perfección del amor de cine,

sino hacer cada fotograma de su piel bella.

Creo en su ojos de miel, cuando me miran

que llenan mi mundo de ángeles y hadas.


Prefiero los minutos de su amor sincero,

que me llevan a un cielo de azules eternos.

Cada fotograma de su piel es la mejor película

y solo así podre filmar el credo de esta poesía.


Ruben Mangiagli
21-09-2010

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